Trato de llevar una vida normal, este relato seria la
descripción de los días de crisis “promedio”, gracias a Dios hay días buenos,
son unos pocos pero estos me permiten tomar impulso nuevamente.
Levantarme cada día es sentirme en la época de la
inquisición, mi cama, no es una cama normal, es una cama hecha con artilugios
filosos y ardientes, la cobija pesa una tonelada, la almohada es una
piedra debajo de mi cabeza, la Luz del
día pega como reflectores de estadio en mis ojos, y cuando debo levantarme al
baño veo como en los cuentos de hadas un bosque tenebroso lleno de
espinas, es un camino eterno, pero son solo unos pocos metros de fuego bajo
mis pies y clavos que penetran en mis piernas, ¡que tortura de camino!. Luego
cuando logro bajarme mi pijama y subir mi ropa interior después de que mis
engarrotadas manos reaccionen, debo regresar al cuarto, ya medio despierta, el
cansancio es como si toda la noche hubiera corrido montaña arriba con bultos de
arena sobre la espalda, me rindo!!! Caigo otra vez en la cama que ha mejorado
un poco, se torna más suave y más amigable conmigo….. y pensar que solo llevo
unos 7 eternos minutos!!!.